Trope nº 3: Alfa/Beta/Omega
OTP: Jean-Phoenix/Storm/Emma Frost (X-Men - Marvel)
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Daría lo que fuera por ser yo quien estuviera en la camilla postrada y no tú.
Te veo, delicada, vulnerable, con tu pelo rojo alborotado… completamente inconsciente, y me embarga un sentimiento de tristeza.
Al verte siento como si fueras la criatura más indefensa del universo. Pero no es así.
Luego de las evidencias sabemos que algo le ocurrió a Scott y tú fuiste la causante. bueno, realmente no sé si fuiste tú. Mi Jean, tu no le harías daño ni a una mosca, pero debo saber la verdad. Lo único que espero es que no me odies después de esto. Necesito saber que estás ahí, sentirte, tocarte, hablarte si es que puedo. Jean te extraño, y no sé qué más hacer.
Te necesito Jean
-Vaya nos pusimos románticas. -Una voz altanera me saca de mis pensamientos, miro a mi izquierda y la reina blanca también te miraba.
-Prefiero que mi privacidad se quede así. Privada, Frost -Se voltea hacia mí y me mira a los ojos.
-Pues entonces no te va a gustar lo que estoy a punto de presenciar, Storm. -En su cara se dibuja una perversa sonrisa, la muy jodida me sacara esto en cara por los próximos años. –Aunque debo admitir que es mi primera vez…Como voyeur.
Negro, súbitamente todo es oscuridad alrededor de nosotras, solo nuestras figuras desprenden una especie de aura permitiéndome distingir nuestros cuerpos. Solo tú acostada en esa condenada camilla, rodeada de esta maldita oscuridad y yo a escasos pasos de ti.
-Jean. -Te nombro pero no obtengo ninguna respuesta -Jean, por favor despierta. -Me voy acercando a ti, pero tu cuerpo sigue tan inerte como antes. –¡Maldición Jean responde! -Llego a tu lado y temo lo peor, temo que no estés aquí. -Jean. -Tomo una de tus manos entre las mías y te siento, sé que estás ahí, debes estar ahí. Beso tus manos pero aún no hay respuesta.
Sabía que solo había una manera, y sé quién puede estar usando tu cuerpo, tu mente. Sé quién puede estar usándote Jean, y sé que no tengo opción.
-Fénix. -Abres los ojos de golpe, tu mirada no es esa verde esperanza, sino que hay unos ojos negros más profundo que la oscuridad que nos rodea. Tus manos sujetan firmemente las mías.
Tu cuerpo, todo tu cuerpo reacciona, pero no te veo en ninguna parte, ¿Jean dónde estás?
-Storm. -Tu voz no parece tuya, el siseo al pronunciar mi nombre hace que me dé un escalofrió en todo el cuerpo, en vez de la calidez que emanabas por cada poro de tu piel -¿Qué haces en MI cabeza?
Sé que no eres tú, pero no pude evitar perderme un segundo en sus movimientos y pensar que si lo eras. Pero tu siseo y el poder de tu agarre no me deja olvidar que estoy frente al más grande temor del profesor. Que estoy frente a la única mutante Omega de todo el universo.
-Fénix. -De mí no sale más que un ahogado murmullo, y en tu cara se figura una sonrisa maléfica que jamás antes había cruzado tu faz, ni siquiera en nuestros momentos más volátiles. -¿Qué has hecho con Jean? ¿Dime dónde está? -Demando saber mientras mis ojos se ponen blancos al intentar usar mi poder y el “cielo” se cubre de nubes, pero no hay respuesta de ellas.
-Jajajaja. -Una risa sádica escapa de tu garganta, y no entiendo por qué, por qué mis poderes no funcionan. -Descuida “cariño”, las nubes son solo una proyección de tu mente en la mía. -Fénix afirmó, sin dejar de soltar carcajadas que retumbaban en todo el lugar. -Ahora ya sabes que no estás en tu mundo, sino que estas en el MIO, y la pequeña Jean ya no está disponible. -No, la jodida de Fénix no puede tener razón, debes estar en alguna parte.
-¡Jean! -Grite con todas mis fuerzas, imaginando que saldrías de la oscuridad para alumbrar mis días.
-Jajajajaj, por qué te urge tanto estar con ella si me tienes a mí.
Es un abrir y cerrar de ojos Fénix mató la distancia entre nosotras, uniéndonos en un beso salvaje. Eran tus labios, pero en ellos no encontré la inocente pasión que tanto te caracterizaba. No, esto era lujuria pura.
Intenté mantener mis dientes cerrados pero Fénix doblego mi voluntad. Intenté con mi legua sacar la suya de mi boca pero eso solo la alentó a dominarme en una batalla que no podía ganar. Su lengua se impuso a la mía, en una guerra en la que solo tenía las de perder.
Mis manos quedaron por encima de mi cabeza atadas con una fuerza invisible de la cual no podía zafarme, dejándome suspendida a escasos centímetros del suelo. Y dolía. Sus piernas aprisionaron mi cuerpo contra el suyo. Sus caderas se unían con las mías en un desenfrenado vaivén. Era como un animal en celo recién soltado de su jaula. Una de sus manos recorría descaradamente mi cuerpo mientras que la otra sujetaba firmemente mi cabello profundizando el beso.
Intenté resistirme, pero mi voluntad se doblegaba ante sus poderes psíquicos que proyectaban en mi mente nuestros momentos juntas.
Solitarias lágrimas corrían por mis mejillas mientras correspondía a Fénix. Jean te necesito.
Un brutal gemido escapo de mi boca mientras Fénix acariciaba mi centro por sobre el traje X-Men.
Ahora su boca hacía estragos en mi cuello besando y mordiéndolo, ¡Dios Jean no sé qué hacer!
-Tranquila, disfrútalo. No te opongas. -Te escuché claramente en mi cabeza, y bajé mis barreras.
-Bésame. -Ordené a la pelirroja, con mi voz una octava más baja de lo normal, cargada de lascivia.
Fénix me quedo mirando con una media sonrisa, se veía victoriosa.
–Hasta que sucumbiste a mí. pequeña tormenta- se mofo el la impostora.
Me besó y le correspondí con toda pasión, de pronto mis manos se soltaron y las aproveche tomándola y profundizando el beso, la tomé de la cintura y la pegué a mí.
-Mmmmh. -Un gemido se escapó de Fénix mientras mis manos la recorrían y mi cuerpo la obligaba a recostarse en la camilla.
Mordí su cuello y gruñó.
–Ms. Munroe no sabía que pudieras ser tan divertida. Que diría tu pequeña Jean. -Volví a morder su cuello con más fuerza y de tu garganta broto un quejido.
Con mis manos hice añicos la poca ropa que cubría tu cuerpo, tus curvas tan familiares me cautivaron y tuve la urgencia de más.
-Sí, más... -Nuevamente tu voz aterciopelada y dulce resonaba en mi cabeza.
Mis manos hacían estragos en tus senos y los gemidos de Fénix se hacían cada vez más presentes, mi boca dejaba un rastro de besos y chupones cada vez más al sur. Llego a tus senos y los engullo por turno, chupándolos y lamiéndolos, atrapándolos entre mis dientes para luego soltarlos.
Mis manos mientras tanto se perdían en tus muslos y perfecta retaguardia. Rosando apenas el punto al que más quería Fénix que llegara, sus gemidos se tornaron en una mezcla de excitación y frustración.
-Demonios Storm. -Y no necesité más preámbulos que depositar un beso en tu monte de venus. Miré a la cara de Fénix y sus ojos ya no eran negros sino dorados, brillando como si el sol de reflectará en ellos, expectantes a mi siguiente movimiento.
Hundí mi boca en tu sexo sintiendo como tu cuerpo se retorcía. Mi lengua hizo un caos en ese botón de nervios que tanto te enloquece. Tus manos se perdían en mis cabellos, y tus caderas no podrían parar el frenético vaivén bajo mis cuidados.
Mis dedos jugaban en tu entrada, sin llegar a corromperte, volviendo a Fénix cada vez más enardecida.
Solo el sonido de los gemidos hacía eco en el lugar, estaba tan cerca
–Solo un poco más mi Ororo. -Tu voz nuevamente disparataba toda mi pasión.
Mis dedos te profanaron y ahora eran gritos de placer los que me indicaban que cada vez Fénix estaba cerca, solo bastó con curvar mis dedos y dar en ese punto tan preciado pasa escucharte.
-¡Ororo! -Tu voz, ya no en mi cabeza sino que salida de tu garganta en un grito desesperado por liberar todo tu delirio.
Subí hasta quedar frente a ti y nuevamente estaban esos ojos verdes esmeralda con su suavidad y bondad.
-Aquí estoy.
Y te besé como nunca antes lo había hecho, dejando entrever todo mi ser, mis sentimientos. Y como llegaste súbitamente cambiaste y tus ojos se volvieron negros y se cerraron.
Caíste, inconsciente. Como si fueras la criatura más indefensa del universo.
-Ya es hora. -La proyección de Emma me habló apoyada en oscuridad, lo cual deduzco que en la realidad es la puerta. –Vaya espectáculo que has dado Storm, y eso que no perdiste prenda alguna. -Se mofó la psíquica.
No importaba, nada importaba más que saber que estabas viva, que sigues ahí, que aún hay esperanza.
Estábamos en el despacho del Profesor, discutiendo que hacer ahora que el Fénix estaba libre.
Quizás ya era tarde, quizás lo que tuvimos fue nuestro último encuentro.
No.
Me niego, sé que estás ahí. Y aunque todo diga lo contrario lo último que perderé Jean, será la esperanza.
Bonus:
Todos estaban en el despacho del profesor, discutiendo la imbecilidad de Wolverine, yo como no debía ser vista estaba camuflada en los terrenos de la escuela disfrutando de la discusión y el caos. Estos chicos son realmente divertidos.
-Así que te divertiste de voyer, Frost. -Todo mi cuerpo se hizo de diamante en un instante al sentir la presencia omega en mi cabeza.
–Jajaja... descuida cariño la próxima vez nos divertiremos las 3, no me gusta el voyerismo.
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Semana 2:
Gery:
nº 1: Accidental Baby Acquisition (Tony/Steve/Peter)
Izu:
nº 14: Songfic (Morgan/Reid)